Lindo y simple. Uno debe ser vulnerable, uno debe jugarse las cosas, uno debe dejar de ser maricón. Uno debe tener miedo y preocuparse. Uno debe sufrir. Sino no se vive. Y son estas mismas cosas dolorosas e incómodas las que hacen que la alegría sea de verdad, sea intensa y valga la pena. Que uno se pueda sentir en paz.
Armonía en su máximo estado me detiene, me derrite, me da un golpe en la cabeza y me quedo tonto. Te admiro. Lo mío no es vulgar es todo lo contrario.
No puedo seguir escribiendo indirectamente sobre ti, debo hacerlo directamente. Pero ahora no. Tenemos una revancha pendiente.
Me callo.

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